¡Ay! Lo qué me gusta a mi la cocina italiana... Si es que es oler una hoja de albahaca y ya me pongo a temblar... Soy como los niños, de pizza y pasta nunca canso, ya lo sabéis. Así que para ampliar un poco el repertorio, la semana pasada probamos a hacer focaccia. ¡¡Qué buena!! Esta receta me la apunto yo porque es fácil y nos encantó.
Para los que nunca la probasteis, la focaccia se parece mucho a la pizza, una masa a base de harina y levadura que se unta con aceite, sal y hierbas y admite casi cualquier ingrediente. El único incoveniente es que hay que guardar los tiempos de fermentación, por lo que nos llevará casi 3 horas tenerla lista.
Ingredientes:
400g de harina
1 pastilla de levadura de panadería (25g)
250ml de agua
1 cucharadita de sal
1 cuharadita de azúcar
6 cucharadas de aceite
Tomillo y albahaca
Tomates
Aceitunas negras
Sal gorda
Empezamos templando el agua en un cazo. Cuando esté tibia, le añadimos la levadura y revolvemos con un tenedor para que se deshaga completamente. En un bol, mezclamos la harina, la sal y el azúcar. Hacemos un hueco en el centro y añadimos el agua con la levadura y 4 cucharadas de aceite. Con una cuchara de madera empezamos a amasar hasta conseguir una masa suave y elástica, parecida a la de la pizza. Si queda pegajosa hay que añadir harina, y si por el contrario se deshace, un poco más de agua tibia. Hacemos una bola y la dejamos en el bol, cubierta con film, unas dos horas, hasta que doble el volumen.
Una vez pasado ese tiempo, la doblamos unas cuantas veces, para que pierda el aire, y la extendemos con los dedos sobre el papel de horno. En un mortero, machacamos el tomillo, la albahaca y las dos cucharadas de aceite. Añadimos los tomates y las aceitunas a la masa y pintamos todo con el majado de hierbas y aceite. Echamos sal gorda por encima y horneamos unos 25 minutos con el horno precalentado a 230º.
