El
falafel es una especie de
albóndiga de garbanzos típica de la cocina árabe que tiene su origen, probablemente en la India, pero que actualmente se pueden comer en todos los restaurantes turcos de comida para llevar y en muchos
vegetarianos.
La primera vez que yo lo probé fue en Amsterdam, en un viaje que hice con mi hermana hace ya unos cuantos años, cuando ella vivía en Londres. Como sabe que yo casi no como carne, me dijo delante de un restaurante: "Isa, eso que hay ahí es falafel, unas albóndigas de garbanzo que te van a encantar. Pruébalas". ¡¡Mirad que lío!! Un plato árabe, servido en Amsterdam, por recomendación de una española, que lo había comido en Londres... Es lo que tiene la globalización.
Pués como suponía mi hermana, fue amor a primer bocado. Desde entonces lo he comido mogollón de veces, pero esa primera vez fue así, en un pan de pita, con lechuga y mucha salsa de yogur.
El falafel original, lleva cilantro y mucho ajo y cebolla, pero a mi me gusta más suave, con cebolleta, un poco menos de ajo y con perejil en lugar del cilantro. Pero lo dejo a vuestra elección.
Ingredientes:
400g de garbanzos
1 cebolleta
2 dientes de ajo
1 rama de perejil fresco
Sal y pimienta
Comino molido
Un puñado de semillas de sésamo
1 cucharadita de levadura química
Harina
Lo primero que hay que hacer es dejar los garbanzos a remojo desde el día anterior. Los dejamos recudir bien. Yo incluso los pongo un ratín sobre papel absorvente para que eliminen todo el agua posible. Los trituramos y reservamos. Con una batidora, trituramos la cebolleta, con el ajo, el perejil y la levadura y condimentamos con la sal, la pimienta y el comino. Lo mezclamos bien con los garbanzos picados y hacemos una bola con la masa. Lo dejamos, al menos una hora, tapado con un trapo en un lugar fresco y seco, para que nos queden más esponjosos. Pasado ese tiempo, vamos haciendo bolitas con las manos mojadas. Yo utilizo una cuchara de hacer bolas de helado, para que queden todas parecidas. Si veis que os queda muy húmedo, podéis añadir un poco de harina (mejor de garbanzo) y a continuación, espolvoreamos con un poco de sésamo y las aplastamos un poco. Freimos en abundante aceite caliente.
Se pueden comer tal cual, con un poco de salsa de yogur o en un pan de pita, con lechuga, tomate y queso Feta, que es como mejor están. Espero que os animéis. Otra forma de comer legumbre. ;) ¡Ah! y son perfectas para congelar. Yo siempre hago unas cuantas, las coloco sobre una tabla en el congelador y cuando ya están duras, las guardo en bolsitas herméticas. Se pueden freir tal cual, no hace falta descongelarlas.