Los tortos de maíz son un plato típico asturiano que ahora está muy de moda y que se puede comer en casi todos los bares y restaurantes de por aquí. Es un plato de origen humilde, que apenas se comía en la actualidad, pero que ha vuelto con muchísima fuerza. Para mi es uno de los mejores inventos de la gastronomía ;), y siempre que voy a comer por ahí, si hay tortos, yo pido tortos.
Para los que no sepáis de que estoy hablando, se trata de una tortilla a base de harina de maiz, agua y sal, que tradicionalmente se acompaña de huevos fritos, picadillo, chorizo... Pero casa bien con un montón de cosas. Son perfectos, para mi gusto, con jamón o un poco de foie. Os dejo que probéis.
La receta tiene una pequeña dificultad, que una vez superada, os parecerá super fácil de hacer. Es de esas recetas de las abuelas que van a ojo. Pero yo creo, que si seguís bien los pasos os saldrá bien, como me pasó a mi.
Ingredientes:
Harina de maíz
Sal
Agua caliente
Lo primero de todo es poner el agua a calentar. No hace falta que hierva, pero según me han dicho, es fundamental que el agua esté caliente. En un bol echamos la harina y la sal y mezclamos. A continuación vamos vertiendo el agua caliente y removiendo con un cucharón de madera. Sabremos que está lista, cuando la masa adquiera una consistencia parecida a la plastilina. No debe quedar pegajosa ni deshacerse. Como os digo, a mi me recuerda muchísimo a la plastilina de las niños.
Una vez conseguida la masa, hacemos bolas, y entre dos paños limpios, las aplastamos y las freímos en aceite muy caliente. Yo las dejo un poquitín sobre papel de cocina para quitar el exceso de grasa y.... ¡¡ñam, ñam!! En este caso los acompañé de un huevo de aldea y mi
salsa de tomate casera.